Estimados:
A continuación dejo un ejercicio, el
cual debe ser entregado en una hoja el día miércoles.
Instrucciones:
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Lee el texto titulado:
“La igualdad entre hombres y mujeres: ¿El fin de los géneros Femenino y
Masculino?”
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Verifica cuáles
funciones del lenguaje están presentes.
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Inicia tu respuesta
redactando un párrafo que contenga:
o Datos del texto: título, año de publicación, autor del
texto.
o Resumen breve del texto sobre lo más importante de
todo el texto y que no se exceda de un párrafo.
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Luego, redacta un
segundo párrafo que contenga las funciones del lenguaje presentes en el texto,
con sus respectivas justificaciones.
La igualdad entre hombres y mujeres: ¿El
fin de los géneros Femenino y Masculino?
mayo 11, 2017
Autor/Fuente: Olivia Jaras,
Fundadora y CEO de Salary Coaching for WomenPeriodista: María
Luisa Ayala 🕔11.May
2017
Hoy en día, está muy
de moda hablar sobre la igualdad de géneros y los derechos de la mujer. Con
mucho orgullo vemos como compañías implementan salas de lactancia y
regulaciones que permiten a la mujer trabajar y desarrollar su carrera a la par
con el hombre. Incluso las campañas políticas más exitosas suelen ser las que
más tratan de nivelar el piso de trabajo para la mujer.
Lamentablemente,
estamos moldeando un concepto de igualdad de género que parece más una
homogenización de sexos que un crecimiento equiparado de hombres y mujeres. No
nos damos cuenta el impacto tan detrimental que estamos teniendo sobre la
delicada tela social que ha tomado milenios moldearse. Pero antes de causar
alarde con organizaciones a favor de igualdad de género, permítanme aclarar
este concepto: no estoy sugiriendo que volvamos a una era del reinado supremo
del hombre por encima de la mujer. Lo que sí estoy diciendo, es que el péndulo
se está moviendo hacia el otro extremo, generando consecuencias igual de tóxicas.
Todo esto lo digo con
la autoridad que me otorga el hecho de haber dedicado parte de mi vida a
empoderar y mejorar la calidad de vida para las mujeres. Nuestra compañía
existe con el único propósito de ayudar a mujeres en todo el mundo a averiguar
lo que valen y aprender cómo negociarlo.
Hemos ayudado a miles
de mujeres alrededor del mundo y, a decir verdad, la corrección más frecuente
que hacemos con nuestras clientas, es el que NO deben negociar como lo harían
los hombres. Todas llegan a nosotras pensando que tienen que ser directas,
asertivas y que deben negociar decididamente. Lo que no se dan cuenta es que
las mujeres tenemos muchos dones que podemos utilizar a nuestro favor en
negociaciones. Tenemos instintos sociales que nos hacen muy buenas negociadoras,
pero si nos guiamos por lo que la “sociedad” dice que es un buen negociador,
terminamos intentando negociar cómo un hombre… y generalmente fallamos en
obtener resultados óptimos. Es una lástima ver que tantas mujeres piensen que
tienen que ser IGUALES a los hombres para poder ganar lo mismo que ellos.
Desde la década de los
70, la emancipación de la mujer ha generado un cambio fundamental y necesario
para que la mujer no sea relegada al cuidado de la casa y los niños, salvo que
sea una decisión propia. Hemos obtenido logros tan fundamentales como el acceso
a recursos, el derecho al voto, manejar, utilizar tarjetas de crédito y la
habilidad de vivir una vida independiente del hombre. La habilidad de poder
trabajar y ganar lo mismo que un hombre también ha sido fundamental, en
especial dado a que las mujeres remuneradas por su trabajo muestran menor
incidencia de depresión que aquellas mujeres no remuneradas (me refiero a
mujeres que se dedican a criar sus hijos o ejercer el rol exclusivo de ama de
casa). Aunque los logros han sido monumentales en las últimas décadas, todavía
nos queda un buen tramo por recorrer en nuestra cruzada por eliminar la
toxicidad masculina social que reprime a la mujer.
Pero es importante
destacar que nos hallamos en un momento fundamental en que debemos darnos
cuenta que lo que buscamos NO es igualdad de género, sino más bien la
oportunidad de crecer en paralelo al género masculino. La igualdad de género
implica que no tengamos diferencias entre hombres y mujeres, aun cuando muchas
de estas diferencias benefician la realidad en la cual vivimos.
Si no tenemos mucho
cuidado con esta homogenización de los géneros, estamos arriesgándonos a
remplazar la toxicidad masculina por toxicidad femenina. No es necesario
emascular al hombre en la sociedad para que la mujer se sienta respetada. Pero
si es necesario que ambos géneros crezcan en paralelo, respetándose mutuamente
para no vivir en una sociedad tóxica.
Aunque hoy vivimos en
una sociedad en la cual nos guiamos por impulsos externos, nuestros instintos
ancestrales nos diferencian y nos pueden ayudar a sobrevivir en sociedad. Me
explico- las mujeres tenemos habilidades maternales que simplemente no son
innatas de los hombres. De la misma manera, el hombre desde pequeño tiene
tendencias protectoras y necesita ejercer el rol de proveedor para los suyos.
Este no es un concepto
fácil de entender, pero nuestras diferencias empiezan a demostrarse a una edad
muy temprana, y si aprendemos a usarlas bien, podemos lograr el éxito en
paralelo, sin tener que ser “iguales”. Por ejemplo, es tan necesario para niñas
tener un espacio para desarrollarse emocionalmente, como lo es para niños tener
un espacio para liberar energía. Como adultos, nuestro rol es el proveer un
ambiente seguro y confiable para las niñas, tanto como una forma para que los
niños puedan canalizar en vez de reprimir toda su energía.
La realidad es que le
tengo fe a la mujer. Espero que a medida que este péndulo se mueva a favor de
la mujer, corrijamos caminos y nos demos cuenta de que lo que buscamos no es
ser igual al hombre, sino que más bien, vivir en paralelo con él.